¿Como ser tu propio jefe?
Tal vez ser tu propio jefe sea tu sueño personal. Pero cumplir con este papel puede resultar más difícil de lo que parece, especialmente cuando se hace necesario crear y mantener un negocio exitoso si quieres pagar las cuentas. Muchos rasgos personales y otras prácticas gerenciales entrarán en juego cuando intentes ser tu propio jefe y tener éxito. No todo es vacaciones y recreos a voluntad cuando eres tu propio supervisor. En este caso es aún más importante ser.
Establece un cronograma regular: Este cronograma puede no incluir horarios específicos de trabajo, pero debe incluir algunos patrones regulares de trabajo. Por ejemplo, no significa que debes estar en tu oficina hogareña a las 8 am en punto si lo que quieres es dormir por 15 minutos más. Sin embargo, sí significa que no puedes tirar todo el día de trabajo sólo porque quieras jugar golf, a menos que lo hayas programado de antemano. Establecer ciertas rutinas regulares y ejercitar la autodisciplina te hará cumplir contigo mismo cuando quieras cambiar tu cronograma. A veces está bien ajustar el cronograma. Pero si lo haces todos los días, no serás exitoso por mucho tiempo.
Fija metas y prioridades diarias. Estas metas pueden tener la forma de listas “para hacer”, o pueden ser un porcentaje determinado de un proyecto. El tipo de trabajo que hagas y tus proyectos actuales dictarán los tipos de metas que fijes a diario. Es importante comenzar cada día con un plan de acción.
Extrae conclusiones de tu experiencia previa como empleado. Considera las expectativas que tus anteriores jefes y supervisores tenían puestas en ti. Entrega la misma ética laboral que habías cultivado cuando trabajabas para alguien más. Atente a los mismos estándares.
Ser organizado. Esto se aplica no sólo a tus proyectos, sino a todo el papeleo, los cobros, las facturaciones, documentos fiscales, etcétera. Debes tener un organizado sistema de archivo para ser exitoso, y mantener los documentos importantes donde los puedas encontrar. Otro aspecto de esto incluye mantener cerca cualquier herramienta que utilices regularmente, y tener disponible toda la información necesaria para completar los proyectos.
Especificidad. Tienes mejores oportunidades de alcanzar una meta si ésta es específica. “Conseguir capital” no es una meta específica;
Optimismo. Sé optimista cuando fijes metas. “Ser capaz de pagar las cuentas” no es precisamente una meta inspiradora. “Lograr seguridad financiera” enuncia tu objetivo de una manera más positiva, y por consiguiente orienta tu energía a lograrlo.
Realismo. Si estableces la meta de ganar $1 millón en un mes cuando tú jamás has ganado eso en un año, se trata de un objetivo nada realista. Comienza con pequeños pasos, como incrementar un 25% tu ingreso mensual. Una vez que hayas alcanzado tu primera meta, puedes fijar unas más grandes.
Corto y largo plazos. Las metas a corto plazo son las que resultan asequibles en alguna semanas y hasta en un año. Las metas de largo plazo pueden abarcar cinco, 10 e incluso 20 años. Deben ser sustancialmente mayores que las de corto plazo, pero aun así deben ser realistas.